Ana Lilia|Noticias |Vie, 05/01/2020 – 08:24. Los destinos turísticos de playa de Oaxaca más visitados por locales, nacionales e internacionales han establecido un horario en el que limitan la entrada y salida a las comunidades.
La falta de turismo en Puerto Ángel, Zicatela y Puerto Escondido por las medidas de prevención sanitarias para evitar la propagación del COVID-19 es visible en las playas, calles, restaurantes y hoteles, los cuales han estado vacíos desde marzo.
Al entrar a la localidad de Puerto Ángel, del municipio de San Pedro Pochutla, un filtro sanitario con dos elementos de la Policía Municipal y habitantes de la localidad son los que permiten el acceso a la localidad.
En distintas cartulinas se advierte que “sin cubrebocas no hay entrada y no hay salida”, además de que la entrada es de 5 de la mañana a 8 de la noche, de ahí no hay comunicación por carretera a la población a menos de que sea por emergencias.
También hay una persona que sanitiza las unidades que vienen de la capital oaxaqueña o de ciudades grandes.
Pescadores malbaratan su trabajo
Son las 9 de la mañana y se ven decenas de lanchas llegando al muelle, pues desde las 6 de la mañana salieron a pescar para comer y vender al mejor postor.
“Va a querer pescado, pescado fresco, barato, cómprele”, se escucha decir a varias mujeres que se encuentran en el muelle y ofrecen pescado barrilete que mide entre 30 y 50 centímetros.
Un grupo de pescadores señalan que el precio por pieza es de entre 15 y 20 pesos, pero son pocos los que consiguen vender, pues el tianguis que se montaba los lunes se ha cancelado, además de que la gente en los mercados ya no los compra.
“Ahorita nadie quiere el pescado, a veces lo regalamos a la gente que no tiene de comer o nos lo quedamos y ya nos lo llevamos a nuestras casas, porque ni modos de que los vayamos a tirar”, relata Anastasio Aquino.
El pescador detalló que antes de la pandemia, al terminar de pescar, ya tenía pedidos de los comerciantes del mercado, restaurantes y mujeres que venden en las calles, pero ahora nadie quiere los pescados.
“Ahorita la gente que quiere venir a comprar, porque así está acostumbrada, no la dejan entrar ahí en los filtros y los vuelven a regresar”, reclama.
Don Anastasio comparte que los días en los que hay turismo y restaurantes abiertos pesca hasta 150 piezas de barrilete que vendía entre 30 y 40 pesos, contrario de la poca ganancia en días de cuarentena.
Sin embargo, don Benigno González, también pescador, denuncia que ante la falta de alguna comisión de la presidencia municipal que regule los precios de los pescados y por la existencia de varias cooperativas de pescadores, la venta es desleal.
“Hay un grupo de pescadores que saca y no nos deja pescar, además los vende en un precio y nosotros ya no podemos bajarle más porque tenemos que sacar para la gasolina y para llevar a la casa; por eso debe haber una regulación”, sugiere.
Detalla que el bajo precio de los pescados se debe a la forma en que lo pescan, que se les hace más fácil atraparlos, pero la calidad es mala contraria a la que ellos tienen, pues los pescan con anzuelo y por eso consiguen 25 piezas al día.
No los han apoyado
Contrario a los apoyos que han recibido otras localidades del estado, sobre todo las familias de escasos recursos, la comunidad de Puerto Ángel señaló que no ha recibido apoyo, a pesar de que las autoridades municipales han mencionado que sí.
“Dijeron que llevaron 25 toneladas de pescado, pero aquí no sale esa cantidad y nosotros no participamos ni hemos visto a quién se lo han dado porque nos conocemos todos, ya sabríamos”, menciona Claudia Cruz, habitante del puerto.
Ambos comparten que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno se han acercado para conocer sus necesidades o apoyarlos con una despensa.
Esto mismo reclaman los restauranteros, quienes cerraron desde principio de abril como parte de las medidas sanitarias, pero ya habían hecho las compras previas para Semana Santa.
Tenemos que comernos la mercancía
Héctor Márquez, dueño de un restaurante a orilla del mar, comparte que las temporadas fuertes de esta localidad son en Navidad, Semana Santa y vacaciones de julio, por lo que compran productos semanas antes de las fechas.
“Ya teníamos listo para que viniera la gente y ya cocinar todo, principalmente en domingo venía la gente de la cabecera, pero ahora por esto no hay nadie y ese producto pues ya nos lo estamos comiendo nosotros”, detalla.
Afirma que tiene mariscos congelados que ya están consumiendo y que no podrían vender a sus vecinos ya que se darían cuenta que es producto de hace días por el sabor.
“Cuando es temporada baja, los domingo era el día fuerte o cuando nos avisaban que venían las escuelas, ya se quedaban a comer aquí; ahora nada. No hay nadie”, lamentan.
Don Héctor señala que levantaron las sillas de su palapa el pasado 15 de febrero, cuando empezaron a escuchar más contagios confirmados por el nuevo coronavirus.
Cabe señalar que de acuerdo con los Servicios de Salud del estado de Oaxaca (SSO) hasta el momento hay un sólo caso activo en el municipio de San Pedro Pochutla.
Al salir de la población, las personas que cuidan el cerco sanitario informaron que han cerrado completamente la entrada a la playa de Mazunte, donde a pesar de ir con las medidas sanitarias como cubrebocas, no se permite el acceso.
Playa desierta
El destino turístico preferido por los surfistas, la playa Zicatela, perteneciente al municipio de Santa María Colotepec, se ha convertido en un lugar desierto.
Zicatela se considera la tercera playa a nivel mundial para la práctica de surf, de acuerdo a la altura de las olas mientras que a nivel nacional ocupa el primer lugar; no obstante, nadie puede disfrutar del oleaje debido a la pandemia.
Mario Aragón Chávez, salvavidas de la playa, es el encargado de vigilar que ni vacacionistas o locales caminen, troten, naden o surfeen durante la pandemia y aunque señala que en un principio fue difícil, lo han conseguido.
“Ahorita por los medios las personas se han enterado que las playas están cerradas y sí han atendido a las medidas de quedarse en su casa y no venir a este lugar”, aplaude.
Aunque sabe que es un destino muy visitado por los turistas, entiende que son importantes estas medidas para evitar contagios por COVID-19 y espera que pronto pueda terminar ya que en noviembre se lleva a cabo el festival de surf.
El salvavidas destaca que al no haber turismo, sus actividades se limitan a limpiar las playas para mantenerlas listas para el día en el que se vuelvan a utilizar, por lo que diariamente levanta plásticos o animales muertos.
“El mar está más limpio ahorita que no viene la gente y son pocos los plásticos que a veces revuelca el mar hacia la playa; esas son mis actividades diarias”, enfatiza.
Admite que recibe un salario, por lo que la falta de turismo no le ha afectado en comparación con los demás trabajadores como restauranteros, hoteleros y comerciantes ambulantes.
El toque de queda
La Bahía Principal de Puerto Escondido está llena de lanchas ancladas, pues tienen prohibido ofrecer paseos a los turistas; aunque como dicen los pescadores “ahorita no hay nadie”.
Sin embargo, de acuerdo con los datos de la SSO, hay dos casos confirmados por el nuevo coronavirus.
Tanto lanchas para pescar como para dar paseos están en este mismo lugar y no saben hasta cuándo podrán zarpar de nuevo, pues el COVID-19 ahuyentó a los miles de turistas que deseaban visitarla.
Ramiro Jiménez, pescador de Puerto Escondido, comenta que junto con sus hijos salen diariamente a pescar, “aunque sea para nosotros y vender un poco en el mercado”.
“Primero dejó de venir el turismo; no hay nadie en las playas y ahora nos ponen el toque de queda y más nos afecta porque no puede salir ni entrar nadie”, reclama.
De acuerdo con los locales, el toque de queda es de las 22 horas a 5 de la mañana, pero no entienden por qué tomar ese tipo de decisiones, pues no hay contagios en la población.
“Como no hay turismo no podemos vender los pescados, no hay quien lo compre, ahorita vamos a ir al mercado a ver quién nos lo compra; lo vendemos sólo con la familia”, destaca.
Don Ramiro detalla que los atunes que pescó el jueves 30 de abril usualmente cuestan 300 pesos la pieza; no obstante, ante la falta de dinero, lo venderá por 80 pesos el kilogramo cuando antes lo ofertaba por más de 100 pesos.
“No hay nada para los pescadores, no hay apoyos, no hay dinero para los pescadores”, reclaman los pocos pescadores que hay en la playa.
Afirman que ni el gobierno municipal ni estatal se han acercado a ayudarlos, lo cual se puede ver en las playas donde están anclados.
Larga agonía para hoteles
Laura Garfías, gerente de un hotel en Zicatela, lamenta que de las 60 reservaciones que ya tenía se cancelaron algunas y las demás se reprogramaron para ser aplicadas a finales del año y los primeros 6 meses del 2021.
“Se nos complicó con el tema del reembolso porque no pudimos hacerlos; quedamos mal. Lo bueno que muchos entendieron y decidieron reprogramar las fechas lo cual nos ayuda”, comparte.
La gerente asegura que Semana Santa era la fecha esperada para este año, pero la pandemia los “agarró por sorpresa”, por lo que ahora tuvieron que mandar a descansar a sus 46 trabajadores.
“Ya son dos meses los que los tuvimos que mandarlos a descansar y aunque quisiéramos apoyarlos ya no podemos; el primer mes sí se pudo, ¿pero el segundo?, ya es preocupante”, declara.
Agrega que sólo siguen trabajando el jardinero y los vigilantes para conservar el pasto y vigilar el edificio aunque aseguró que la delincuencia no los ha sorprendido a pesar de que su restaurante está abierto.
Detalla que las habitaciones las está limpiando ella y otras personas que están viviendo en el hotel y a pesar de que están ofreciendo servicio para llevar en su restaurante, las ventas son menores.
“Solamente estamos vendiendo pizzas y son a lo mucho nos piden 6 al día, pero hay otras ocasiones que no se vende ni una”, comparte.
Doña Laura admite que no necesita algún apoyo como despensa, pero sí quiere que sus trabajadores, a quienes no ha despedido, puedan tener un poco de dinero o comida para resistir otro mes.
“Sé que han repartido despensas para personas que sí lo necesitan y está bien que se le apoye porque aunque no hay casas aquí cerca de la playa, pero en las comunidades más arriba sí hay necesidad”, reconoce.
Turistas varados
Comparte que conoce a varias visitantes extranjeros que habían venido de vacaciones a la playa, pero que tuvieron que quedarse porque “les agarró aquí la pandemia”.
“Nos comentan que los lugares donde están hospedados ya se los pidieron, pero no saben a dónde ir y no pueden regresar a sus países, al menos durante la cuarentena”, destaca.
Agrega que muchos se acercan a pedirle comida, pues se han quedado sin dinero “y ni modo de no ayudarlos, todos nos necesitamos ahorita; tenemos que ayudarnos aunque sea con algo pequeño”.
La gerente del hotel subraya que al reactivarse las actividades, los principales turistas que van a visitar esta playa serán los de la capital oaxaqueña y del país.
“Yo creo que ellos son los que llegarán primero, tardamos mucho en que Zicatela sea reconocida y preferida; nos costó ir a ferias, encuentros, dar a conocer la playa y ahora debemos volver a levantarla”, destaca.